En los primeros meses de 1980, Renault sorprendía al público europeo con la llegada de un nuevo deportivo: la coupé Fuego. Presentado en sociedad en el Salón del Automóvil de Ginebra, el auto del rombo venía a llenar el espacio que habían dejado los modelos R-15 y R-17, pero redoblaba la apuesta al asumir el reto de ocupar un lugar protagónico en un competitivo segmento donde debía desafiar a marcas con larga tradición en la fabricación de autos deportivos. Para lograrlo, Renault recurrió a una extensa gama de versiones, completo equipamiento y un provocativo diseño.
Con la denominación Fuego, la marca francesa interrumpía la identificación de sus modelos con números y se alineaba con el criterio adoptado con otros de sus recordados deportivos como el Floride y el Alpine.
Mientras el Renault Fuego iniciaba su exitosa carrera comercial en Europa, en Argentina la industria automotriz atravesaba por una etapa de fuertes transformaciones. La Ley de Reconversión automotriz había modificado las reglas de juego. La apertura de importaciones obligaba a las terminales radicadas en el país a renovar su oferta de productos para responder a las exigencias de un mercado que se tornó más competitivo. Renault Argentina aceptó el desafío. En 1979, la filial de la compañía francesa anunció un millonario plan de inversiones destinado a la actualización tecnológica del complejo industrial de Santa Isabel, la renovación de la línea en producción y el lanzamiento de nuevos modelos. Como parte de esa estrategia comercial, en la segunda mitad de 1981 arribaron al país las primeras unidades del Renault Fuego.
La producción nacional comenzó el 1 de julio de 1982, y se extendió durante 10 años, fabricándose la última unidad el 09/09/1992.. En total, se fabricaron 19.952 unidades de todas las versiones de este modelo en Fábrica Santa Isabel.
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